domingo, 29 de marzo de 2020

LOS DÍAS DE LA BICICLETA.

La felicidad es algo muy personal y biográfico.

Uno observa qué sentido tiene la felicidad para estos corruptos que no se sacian con nada  y no entiende. 

Conocí  un psiquiatra que presumía de amistad con la familia Pujol . La tenía idolatrada en su particular cielo fetichista en su condición de familia cristiana, modesta, ejemplar...¡buf!: hizo de esa familia un Dios , y toma del frasco, Carrasco.

Los pujolones han resultado de la raza de los porcinos. Una pena.

Aunque me temo que, como ser del Barça, o del Atletic, el psiquiatra seguirá  , erre que erre, devoto fiel de la Cofradía de nuestra señora de Ferrusola.   

Para mi la felicidad comenzó la primera vez que monté en bicicleta de dos ruedas: ¡qué  alegría emocionada, contenida!. La primera aventura : si no pedaleas , te caes.

Y mi padre, corriendo  a mi lado  , cogiendo el sillín, empuja y ríe, y palmea emocionado.

En ese primer viaje en bicicleta están contenidos todos los viajes de mi vida.

Con la bicicleta me liberé de mis padres, pude ir donde nadie me viera, descamisado corrí por las calles de  mi infancia , escapé al río a bañarme, me abrasé al sol de  Bielsa.

Con la bicicleta fui muy feliz, y nada más me importaba. Después , crecí, y marché muy lejos, a veces demasiado lejos. Llevé  sentada en la barra a una mujer que reía mientras yo le olía el pelo.

Hice muchos viajes, di varias veces la vuelta al mundo, me di todas las usties y me llené las piernas de postillas y moraduras...

Pero jamás he sido tan feliz como en los días de la bicicleta,

A los Pujol, tal vez al psiquiatra,  se les olvidaron esos días.

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