lunes, 18 de mayo de 2020

EL COLMADO.

Me gusta comparar el Barullo con una tienda. Un colmado, una de esas pequeños establecimientos que surte todo tipo de productos de cercanía.

Y uno es el tendero. Mi oficio consiste en abrir todos los días, levantar los postigos y atender a los que entren aquí. 

A veces en el exterior pongo un reclamo , como una oferta de algo distinto. Una tienda llena de historias, de canciones, de cuentos, de anécdotas, de vida, de lo que uno fue, es, o de lo que será.

Cualquiera puede tomar y llevarse consigo lo que quiera , de la misma forma que nos llevamos las legumbres, el azúcar o el té de los puestos del mercado. Pero aquí gratis. Una tienda donde satisfacer esa necesidad tan humana de ponernos en el lugar de los otros y aprender a mirar por sus ojos. Y aquí encontrarás historias que te permitirán hacerlo y se quedarán en tu corazón. 

Aquí hay de todo: historias donde hombres y mujeres buscan lo bueno y llegan a hacerse daño porque no es posible conocer a nadie, ni siquiera a los que están más cerca de nosotros. Hermosas parábolas que hablan de la vida como misterio y placer, y de la necesidad de la vocación. De cómo las cosas y los seres brillan, aunque no sepamos por qué lo hacen ni para qué sirve ese brillo.

También encontrarás mis miedos, mis amores, mi fe, mis dudas, mi luz, mi oscuridad. Mis obsesiones. 

Y , posiblemente, de todas estas cosas, alguna te pueda servir, y te vaya bien. Porque de eso se trata. También entra por aquí alguno con ganas de romper cosas, insultar, y decir cosas que la pluma no puede, no debe escribir.

En fin, la vida misma.

Y si no, pues nada. Gracias por entrar y pasarte por aquí. Qué tenemos que decirnos en la vida
sino ánimo, no pasa nada. Me sucede lo mismo que a ti.  Te amo y estoy aquí de nuevo por un tiempo vivo en la misma tierra que tú.


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