martes, 14 de marzo de 2023

AUTOBIOGRAFÍA DEL BARULLO. EL OFICIO DE VIVIR.

El Barullo es sólo un recuerdo escrito, a calzón quitado, del camino biográfico de este ser humano hacia la libertad, que aún no he alcanzado.


Camino de errores mayúsculos, de volveres a empezar, de muchas travesías con el barco en las piedras, de meteduras de pata muy graves, de pérdidas de tiempo, de confundir a Dios con dioses de mierda, de mentiras, de aciertos también, de muchas casualidades que no son tal. De encuentros con personas maravillosas, ángeles, y desencuentros con gente que no supe ver el oro que llevaban en los bolsillos.


De miedos, de lágrimas, de desaprender lo aprendido, porque no servía para nada. De liar el sexo con el amor. De mucha vergüenza, de pedir perdón , de risas que no debí reír, de  blasfemias, y de dar gracias. 


De telarañas que argumentó mi pobre via y sus maestros - todos lo son-  para que , tarde, demasiado tarde, entendiese quien  soy, delante de mi, y de los demás.  Y de Dios.


Sí, Dios. Un Dios que , poco a poco entiendo mejor. No se trata de creer, ni siquiera de pedir. Se trata de dejarse querer, dejarse , así de fácil. Él ya sabe.


Él ya sabe mis padres, Él ya sabe los jesuitas. Él ya sabe el opus dei. Él ya sabe el sexo, las meteduras de pata, las confusiones, los pecados. Él ya sabe Manuela. Él ya sabe Guatemala. Él ya sabe Alessa y Serunión. Él ya sabe María  José. Él ya sabe  Jaume. Él ya sabe Satur. Él ya sabe Joaquín. Él ya sabe Joan Valls.


Vivir es un oficio, eso es lo que he aprendido. Un oficio que, como en todos los oficios, uno comienza copiando modelos. Los tuve buenos y admirables, sin embargo, tardé mucho tiempo en darme cuenta, y mucho más en hacer mi propia obra. ¡ Vaya birria de  obra! ¡ Si al menos hubiese hecho una buena copia del original de mis padres, o de aquellas personas que pudieron servirme de modelo!


Una vez leí la diferencia entre la belleza y a nada. Comparaba el autor la diferencia entre contemplar las Meninas de Velázquez, y la copia que hizo Picasso. El olor de la belleza y la nada. La vida y la muerte separada por  dos edificios , el Prado, y el Reina Sofía.  Picasso pinta su impotencia ante una obra sublime.  Es un grafiti. Y así veo mi oficio de vivir al lado de los ejemplos que tuve, de una belleza gigantesca.


Hoy, ahora lo sé, no he hecho más que garabatos.





  



2 comentarios:

  1. Vivir es perder y supongo que aprender a vivir es aprender a perder.

    ResponderEliminar
  2. Sentirse ganador, aunque sea en un podium pequeño, sienta de maravilla. El problema es que han violado tanto nuestra conciencia que a muchos les queda de por vida un cierto sentido de fracaso. Eso es lo que ellos, sí, esos, quieren. ¡Pero hay que darles butifarra! Al final, vemos que los fracasados son ellos…

    ResponderEliminar